La nariz es un órgano extremadamente importante para el sistema respiratorio como así también es integrante fundamental en la composición de la imagen facial. Es por ello que cada día son más las personas que se someten a una cirugía plástica de nariz, para modificar cuestiones estéticas que no sean de su agrado. Lo que se debe buscar en una rinoplastia es el refinamiento del resultado facial y no una transformación.
En nuestra Clínica buscamos una armonía global, o sea, no buscamos sólo que la nariz sea bonita o que tenga que ver con el resto del rostro sino que fundamentalmente tenga que ver con el individuo, analizando otros parámetros como la edad, profesión, raza, estado civil, entorno social, mudanzas de facultad, de barrio, o de ciudad, entre otras cosas.
Para definir la estrategia del tratamiento nos valemos de un
computador a través de imágenes digitalizadas y con un
programa especialmente diseñado por nosotros para este fin.
Así podemos modificarlo las veces que sean necesarias, para
encontrar la estrategia que consiga atender las expectativas
del paciente.
Este método permite que la persona tome conciencia clara de
los beneficios del tratamiento y fundamentalmente que no se
cree falsas expectativas con relación a los resultados.
Pudiendo también así objetarlas.
La cirugía se practica generalmente con anestesia local,
apoyada por una sedación con anestesia y cardiólogo en la sala
quirúrgica; el procedimiento no demora más de una hora, y al
final se practica una curación yesada que permanece durante
siete días, y se dejan un par de tapones en las narinas
durante 24 horas, El paciente queda internado hasta
recomponerse totalmente de la sedación.
La secuencia del acto quirúrgico es más o menos padronizado:
en los casos de nariz con la punta gruesa, esta es afinada con
la delicada resección de los cartílagos alares, con una
incisión interna sin dejar cicatrices externas visibles. Luego
el dorso es cuidadosamente raspado a fin de reducir su
prominencia, si fuera necesario. Finalmente se hace una
fractura de los huesos propios de la nariz con el objeto de
afinar la base de la nariz.
Lo que se debe buscar en una rinoplastia es el refinamiento del resultado facial y no una transformación. Esto se torna particularmente importante en pacientes de más de 35 años, ya que a esa altura de la vida, cambios muy radicales pueden causar más traumas que satisfacciones, optando entonces, en estos casos, por suavizar los rasgos de la nariz.